Tony Parker y Marko Popovic protagonizaron el duelo de la segunda jornada del Grupo E, disputado entre las selecciones de Francia y Croacia. El triunfo sonrió a los franceses por 87 a 79. De esta manera, el conjunto galo sigue invicto tras cinco partidos , y están virtualmente clasificados para los cuartos de final.
Para mí, este duelo es algo muy especial. En la primavera del 2000, mi amigo Antonio Rodríguez me llamó para darme una gran noticia: Digital + había adquirido los derechos para emitir la sexta edición del Nike Hoops Summit, que ese año se iba a disputar en el Conseco Field House de Indianapolis. El entonces jugador de la Penya, Sergi Vidal, había sido convocado por el italiano Sandro Gamba para formar parte de la selección de jugadores internacionales, menores de 20 años, que se debía enfrentar a un combinado estadounidense formado por freshman y sophomores.
Los antecedentes no podían ser más prometedores.En la edición de 1997, un desconocido alero alemán había saltado a la fama tras anotar 33 puntos en una actuación memorable, y estrellas NBA como Rashard Lewis, había tenido sus primeros momentos de gloria en este partido.
Lo mejor de todo era que Antonio iba a comentar el partido con un jovencísimo David Carnicero, y me invitaba a seguir la grabación del partido en la sede de Canal+ en Torre Picasso. No sé si por verlo desde el control (..sin velas negras), o por lo alucinado que estaba, ese partido es uno de los que recuerdo con más cariño. Y eso que, aunque tengo el partido grabado, me he negado a volver a verlo.
Darius Miles y Zach Randolph lideraban el combinado norteamericano, junto al base Chris Duhon. Enfrente, aparte de la anécdota de ver a Sergi Vidal, el equipo era para echarse a temblar: Kirilenko, Yao Ming, Nachbar, Tony Parker, Marko Popovic, el pivot nigeriano Oyedeji y la anécdota del inglés de 2,28 Neil Fingleton. Kirilenko y Yao Ming fueron bajas de última hora, pero el partido no lo notó, principalmente porque Tony Parker dió un recital, con 20 puntos y 7 rebotes.
Yo tenía referencias del francés, que había dominado a sus rivales en categorias inferiores, pero no había tenido suerte cuando le había visto jugar en el PSG, su equipo en Francia. La verdad es que su partido fue increible, dominando el ritmo, anotando, robando balones... lo que hemos visto en la última década casi en cada partido.
Pero si la actuación de Parker fue la confirmación de la estrella que venía, el otro jugador que me dejó boquiabierto fue el pequeño base croata de Zadar, Marko Popovic. Éste era un jugador de la vieja escuela. Hijo del entrenador de Zadar, su técnica de tiro y sus fundamentos individuales era los mejores de los 24 jugadores en pista. Parker y él formaron un dúo imparable, rompiendo el partido a base de triples, complementándose con el nigeriano Oyedeji, cuyo partido le abrió las puertas de la NBA años después.
Popovic se convertiría en el líder del Zadar, jugando a gran nivel a las órdenes de su padre. Me acuerdo de un partido ante Maccabi Tel Aviv, correspondiente a la primera edición de la Liga Adriática, en el que ambos equipos pasaron de 110 puntos, y Popovic pasó de los 40. Un tirador letal, Popovic parecía llamado a acabar en la NBA, pero la sustitución de su padre por Aza Petrovic en el banquillo de Zadar detuvo su progresión. Al final, Johnny Rogers, manager del Pamesa Valencia, consiguió adelantarse a varios de los grandes equipos europeos, logrando su fichaje para el equipo che. Popovic no terminaría de explotar en la liga ACB, iniciando un continuo peregrinaje por las principales ligas europeas, hasta acabar estableciéndose en la Superliga Rusa, en el Unics Kazan, la pasada temporada.
Ayer, más de nueve años después de aquella presentación en sociedad, Parker y Popovic protagonizaron un duelo al alcance de unos pocos privilegiados en Europa. El duelo por el partido lo ganó Parker (24 puntos, 6 asistencias), mejor arropado por sus compañeros, pero Popovic volvió a dejar claro su talento y potencial como tirador de primer nivel, con 30 puntos y 5/7 triples. Una pena que su calidad en ataque no se vea complementada por una mejor actitud y capacidad defensiva.
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