viernes, 24 de abril de 2009

Un derby para el recuerdo

La cercanía del próximo Estudiantes-Real Madrid me ha hecho recordar alguno de los partidos que han marcado la historia reciente de la liga española.

Echando la vista a atrás hasta el 28 de Marzo de 1987, estudiantiles y madridistas jugaron uno de los partidos más largos de la historia de la liga, un partido que hasta la disputa de las cuatro prórrogas del Ricoh Manresa - Regal Barça de hace algo más de un mes, compartía el honor de ser el partido de mayor duración (55 minutos de juego), gracias a la disputa de tres prórrogas.

Los dos rivales de la capital se enfrentaron en primera ronda de playoffs, con el mismo formato que en la actualidad: al mejor de tres partidos, con partidos alternos en pista de cada uno, y el Madrid teniendo factor pista.

La serie fue dominada por el Madrid, que ganó los dos partidos en su casa (104-95 en el primero, 98-86 en el tercero), pero Estudiantes consiguió una victoria histórica en el segundo, en un partido inolvidable.

Con los hermanos Martín en Estados Unidos (Fernando, en los Blazers, Antonio jugando en Pepperdine), el Madrid había cambiado la configuración de su equipo, fichando al solvente Brad Branson, que venía de ser uno de los mejores jugadores de la LEGA italiana, y al alero Larry Spriggs, proveniente de Los Angeles Lakers del Showtime, y que demostró ser uno de los jugadores de mayor talento llegados a España en toda la historia. Junto a ellos, se mantenía la base nacional, con Corbalán, Iturriaga, Biriukov, Fernando Romay, Alfonso del Corral y el capitán, Rafa Rullán, que sería uno de los protagonistas del partido en el que fue su último derbi. Junto a ellos, el joven Quique Ruiz Paz, que ayudaría a Corbalán en la dirección del equipo, y el alero catalán Pep Cargol, que se incorporó al equipo desde el Santa Coloma en Navidades y que sería uno de los grandes nombres del equipo en la siguiente década.

Por parte colegial, Vicente Gil y Jose Miguel Antunez eran los bases, con Garcia Coll y Carlos Montes como escoltas. David Russell como alero, y John Pinone, como pivot, eran los extranjeros, una de las parejas más recordadas de la historia de la liga. Jugadores como Jon Imanol Rementeria y Pedro Rodriguez aportaban dureza y sacrificio a un equipo muy corto de altura, pero que se dejaba el alma en cada partido ante el Real Madrid.

El partido sería un toma y daca continuo. Estudiantes no quería perder el partido y la eliminatoria en casa, mientras que los madridistas no querían dejar para el tercer duelo de la serie lo que podía cerrar en el antiguo Palacio de los Deportes.

Russell y Pinone jugaron a un nivel excepcional, pero fueron los supuestos secundarios los que permitieron a Estudiantes llegar con ventaja al tramo final del tiempo reglamentario. La casta y el corazón de Biriukov y de un excelente Rullán, con el que Lolo Sainz apenas contaba en el tramo final de la temporada, llevaron el partido a la primera prórroga.

En ésta, Estudiantes volvió a despegarse y de nuevo el Madrid tuvo que sufrir para igualar, dando la última opción a Estudiantes. Esta vez, los colegiales no supieron aprovecharlo.

En la segunda prórroga, y con medio equipo eliminado, el Madrid tuvo la opción de ganar, pero la gran defensa colegial evito el tiro sobre la bocina madridista, llegando a una tercera prórroga en la que a pesar del esfuerzo blanco, los colegiales tuvieron más acierto y supieron jugar con las excesivas limitaciones del quinteto blanco, que acabaría con 2 juniors en pista

Al final,121-115 y Estudiantes se llevó el partido, forzando el desempate en el que no tuvo opción. Para el Madrid, el derbi fue una gran prueba de fuego para saber la solvencia de un equipo que caería eliminado en semifinales ante un Barça intratable.

Para alguien tan especial como Rullán, su último derbi fue uno de sus mejores partidos aquel año, despediendose de sus eternos rivales por la puerta grande. Como debía ser

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